viernes, 27 de marzo de 2009

EL DESEO Y LA INSATISFACCIÓN

El deseo nos fuerza a amar lo que nos hará sufrir.
Proyectamos nuestros deseos de futuro en el presente, olvidándonos de lo que acontece, atentos a la nada de un venir imaginado, fruto de nuestra ansiedad egotista que, en la mayoría de las veces, nos devuelve la frustración por lo que no pudo ser.
Esperar a Godot supone dejar de vivir, asentar en la imaginación la cuerda del tiempo que, como funambulitas ciegos, cruzamos precipitadamente sin saber lo que hay bajo nuestros pies, absortos en el nunca llegar del camino.
Vivir en el deseo significa olvidar el presente, generar una ansiedad constante de posibilidad placentera, porque el placer anhelado dirige nuestra motivación y herimos así el placer presente, que late en la inconsciencia abriendo impulsos irreconocibles.
Olvidar ‘lo que es’ y centrarnos en ‘lo que será’ exige un falseamiento múltiple y una infidelidad a nosotros mismos. Transitar de este modo la vida pone en juego neurosis que reconoceremos más tarde, cuando ya no seamos capaces de mirar un crepúsculo solamente atento al crepúsculo. La mente se irá a todas partes y el vacío habrá de extender a medida que los deseos proyectados transformen la esperanza incierta en desesperanza cierta. Cuando todo no haya sido como esperábamos tendremos que pensar en qué hemos fallado, por qué no hemos sabido cruzar este río remando a paso constante y relajado.
Hemos roto los remos y nos quedamos en mitad del río, sin poder avanzar, arrastrados por la corriente, que nos desvía de nuestro rumbo, que nos lleva a donde no sabemos, desorientando todo nuestro ser, de manera irreversible.
Pero, quizás, podemos preguntarnos, ¿por qué el deseo es tan fuerte que toma las riendas de nuestra vida y hace que todo dependa de él?Lo imposible, o lo que no es para nosotros, de manera natural, ha de ser abandonado, pero el deseo no nos deja. Incluso lo posible no lo es todo; y el cristal por el que miramos el mundo solamente nos muestra esa parte de la visión total. Dejamos de lado lo otro, lo que no valoramos aunque sea mucho más valioso, objetivamente, que lo que nosotros tenemos por el objeto de nuestro deseo.
Desear es reducir la perspectiva. Incluso más. Desear es inventar una visión y perder el contacto con lo puramente visible, lo que está ahí, ‘lo que es’. Esto, difícilmente lo vemos embargados por el deseo.
El deseo se opone a la materia configurando una ‘metamateria’. Más allá de lo objetivo perder el rumbo solamente es cuestión de tiempo. El tiempo neurótico llega sin que nos demos cuenta, cuando ya es tarde; y buscamos sin remedio que alguien o algo nos ayude, porque nos hemos vuelto extraños de nosotros. Algo o alguien, externo, que nos de la llave para que volvamos a acceder a nuestro ser; ese que dejamos de nutrir, observar, conocer… en pos de los futuribles anhelados.
No hay emoción (quizá pasión) más motivada que el deseo. Para los estoicos una emoción era una perturbación innecesaria. Quizá fueron demasiado lejos, pero aplicado al deseo es mucho más lógica esa afirmación. El deseo es emoción intelectualizada, convertida en objeto o imagen. La alteración fisiológica -de la que hablaron Lange y James como germen de la emoción- adquiere en el deseo una sofisticación máxima. Entra en el terreno de lo simbólico, materia con la que Freud trabajó y tantos otros. ¿Qué es un sueño sino un mural caótico-simbólico de nuestros deseos? ¿Qué es un deseo sino un sueño consciente?

1 comentario:

  1. Slots Casino | Get your bonus now! | JTM Hub
    At Slots Casino, our 여주 출장안마 customers can play 경상북도 출장마사지 slots and other casino games including slots, blackjack, 원주 출장샵 poker, keno, 양산 출장샵 roulette, video poker, and many more games 전라남도 출장안마

    ResponderEliminar