¿QUÉ CONLLEVA EL CONTROL EXCESIVO ?
El afán de controlar ocasiona muchos problemas, desde enfermedades psicosomáticas a conflictos en las relaciones:
• RIGIDEZ:
La inflexibilidad se manifiesta en el cuerpo y las actitudes. Hay dificultad para desenvolverse en situaciones poco estructuradas o que precisen improvisación. La conducta se ciñe en exceso a las reglas.
* AFECTIVIDAD RESTRINGIDA:
La apariencia suele ser correcta pero tensa, con una actitud distante hacia las otras personas. Se ejerce un rígido control sobre la expresión de las emociones.• SUPERIORIDAD:
Tras el control a menudo hay cierta arrogancia. Se tiene la sensación de que los otros no pueden hacer las cosas tan bien y por lo tanto cuesta delegar y confiar en ellos.
• PERFECCIONISMO:
Existe un deseo continuo de ser mejor, de superar a los otros. Las metas perfeccionistas siempre dejan a la persona insatisfecha.
• ALTO NIVEL DE EXIGENCIA Y CRÍTICA:
Tanto hacia uno mismo como hacia los demás. Se teme en gran medida ser criticado. Eso conlleva un temor exagerado a cometer errores.
• FRIALDAD EMOCIONAL:
La persona está tan acostumbrada a mostrar su fachada que teme que alguna emoción la desborde.
• DUDA:
El temor al descontrol conduce a la falta de confianza en uno mismo, a la indecisión y al miedo a tomar decisiones.
• EL PLACER SE POSPONE ANTE EL DEBER:
Se trata de personas muy disciplinadas. Han reprimido los deseos auténticos sustituyéndolos por una lista de deberías.
• RESENTIMIENTO:
Debido a la irritación que supone hacer siempre lo que otros esperan y no lo que uno desea.
• SENTIDO DE RESPONSABILIDAD Y AUTONOMÍA:
Se asumen responsabilidades muy tempranamente, ya en la infancia, teniendo un papel muy autónomo.
• HIPERVIGILANCIA:
Esto conlleva un alto nivel de tensión pues la persona no se permite abandonarse, siempre se está autocontrolando. También se vive muy pendiente de los demás, juzgando y observando cómo se entienden con ella.
5 EJERCICIOS Y ACTITUDES QUE AYUDAN A SOLTARSE:
Aprender a detectar cuándo se dispara la necesidad de controlar es lo que más puede ayudarnos a tener una actitud más relajada y abierta ante la vida:
• ACEPTAR LAS EMOCIONES:
Conviene reconocer, observar y escuchar las emociones que surgen en lugar de reprimirlas o dejar que nos desborden. A partir de la aceptación de nuestros sentimientos y necesidades empezamos a conocernos realmente a nosotros mismos.
• CUESTIONAR LOS PUNTOS DE REFERENCIA:
Cuando defendemos encarecidamente nuestro punto de vista nos cerramos a la visión de la otra persona. Buscar la razón y la equivocación absolutas es una forma de sentirse más seguro. Por lo tanto, tener una actitud libre de prejuicios abre la capacidad de aprender. Es preciso intentar dejar de lado toda noción sobre lo que es malo o bueno, mejor o peor, y evitar las comparaciones o las condenas.
• MODIFICAR LA RIGIDEZ DE LAS NORMAS INTERNAS:
Se trata de ver cuándo obramos o pensamos con rigidez y preguntarse, por ejemplo ante una tarea, si la queremos hacer realmente o si la hacemos para quedar bien...
• TRABAJAR LA ESPONTANEIDAD:
Requiere aprender a sentir por encima de pensar, buscar la improvisación y la creatividad, arriesgarse a mostrarse ante los demás intentando superar la timidez y el sentido del ridículo. Hacer payasadas o un poco de teatro es un acto muy valiente para quien le importa tanto la opinión de los demás. También es útil estar con niños y disfrutar con ellos, pues los niños son pura espontaneidad.
• DEJARSE LLEVAR:
Es preciso reconocer que hay situaciones que escapan a nuestro control. Debemos cultivar la capacidad de simplemente estar presentes sin acción. Podemos dejarnos llevar por otra persona durante un día, haciendo el ejercicio de aceptar sus deseos. Es útil observar cómo nos sentimos ante esa situación.
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